Sobre la Beata Caridad Brader

Nació el 14 de agosto de 1860 en St. Gallen, Suiza. Es reconocida dentro de la comunidad Franciscana por haber fundado en 1894 la Congregación de Franciscanas de María Inmaculada.

En 1888, Monseñor Pedro Schumacher, misionero de San Vicente de Paúl y Obispo de Portoviejo, Ecuador, habría escrito a las religiosas de María Hilf, en Suiza, solicitando voluntarias para trabajar como misioneras en su diócesis.

Las religiosas respondieron con entusiasmo a esta invitación. Una de las más entusiastas para unirse a las misiones era la Madre Caridad Brader. La beata María Bernarda Bütler, superiora del convento que encabezaría el grupo de las seis misioneras, la eligió entre las voluntarias diciendo: “A la fundación misionera va la madre Caridad, generosa en sumo grado, que no retrocede ante ningún sacrificio y, con su extraordinario don de gentes y su pedagogía podrá prestar a la misión grandes servicios”.

El 19 de junio de ese mismo año, la Madre Caridad y sus compañeras emprendieron el viaje hacia Chone, Ecuador. En 1893, después del duro trabajo en Chone y de haber catequizado a innumerables grupos de niños, la Madre Caridad fue destinada para una fundación en Túquerres, Colombia.

La Congregación estuvo compuesta al inicio por jóvenes suizas que seguían el ejemplo de la madre Caridad. A ellas se unieron pronto las vocaciones autóctonas, sobre todo de Colombia, que hicieron crecer la congregación y se extendieron por varios países.

Dedicó su vida al servicio y las misiones para proteger las necesidades de los pobres. Su misión en América, especialmente en Ecuador y Colombia, le permitió extender la obra de Dios mediante fundaciones de escuelas y colegios en territorios indígenas y de mucha pobreza. Promovió la lucha contra los derechos de la mujer, la explotación y la dignidad humana.

Encauzó su apostolado principalmente hacia la educación, sobre todo en ambientes pobres y marginados.  Cuando se trataba de cubrir una necesidad o de sembrar la semilla de la Buena Nueva, no existían para ella fronteras ni obstáculo alguno.

Como superiora general, fue la guía espiritual de su Congregación desde 1893 hasta el 1919 y de 1928 hasta el 1940.  La Madre Caridad practicó la pobreza según el espíritu de San Francisco y experimentó el consuelo de sentirse auténticamente pobre, al nivel de la gente que había ido a instruir y evangelizar.

El 23 de marzo de 2003 fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II, en respuesta a su obra evangelizadora, pedagógica, de misericordia y a los milagros ocurridos por su intercesión.  Su vida fue testimonio y ejemplo de una vida llena de la gracia de Dios.